Recientemente, la estudiante de Derecho mexicana Celia Andrea Hernández Aparicio publicó un análisis sobre el origen y consecuencias del cambio climático en el planeta, así como sus efectos en el régimen internacional de los océanos.
La autora comienza explicando que su trabajo pretende generar un análisis sobre el régimen jurídico de las islas, rocas y Estados archipelágicos, y su situación frente a los posibles panoramas que proyecta el cambio climático en los océanos, no sólo de una manera ambiental o geográfica, sino desde un enfoque jurídico y las soluciones que pueden adoptar los Estados ante este problema, tomando como base la Convención del Mar (CONVEMAR).
Más adelante, apunta que con base en el marco jurídico establecido en la CONVEMAR, nos damos cuenta de la labor de años que debieron transcurrir para que ésta culminase de manera exitosa, y realmente lo logró en gran medida. Deja opciones ante las posibles problemáticas derivadas del cambio climático en el aspecto de las islas, rocas y Estados archipelágicos, de forma ciertamente imprecisa, pues debe llegarse a una instancia internacional para dirimir sus controversias, pero es evidente que los Estados velan por lo mejor para ellos mismos conforme a sus intereses, es por eso por lo que llegan a chocar con otros.
Luego, manifiesta que otra cuestión es el enfoque que debe tenerse para mitigar los efectos, en el cual podría intervenir el tema de contaminación por emisiones de GEI, que ha sido abordada en diversas ocasiones por la comunidad internacional. Durante todo este proceso se ha confirmado que la actividad humana es, por mucho, la causa número uno del incremento del nivel de la temperatura en el planeta.
A su vez, expone que soluciones ante el cambio climático se han planteado diversas, por eso el surgimiento de diversas Convenciones que tratan el tema y de las cuales los Estados asumieron compromisos; la creación de organismos que se encargan de vigilar que los compromisos asumidos por los diferentes Estados sean cumplidos. Pero, aunque se haga esto, las estadísticas arrojan que el calentamiento global seguirá en aumento a pesar de estas medidas.
Posteriormente, se pregunta la autora ¿qué podría tenerse como solución al régimen internacional de los océanos, en específico lo referente a islas, rocas y Estados archipelágicos, por las consecuencias del cambio climático? Realmente, sobre este punto se tienen más interrogantes y posibles conflictos que podrían surgir, por lo cual propone, desde que la CONVEMAR únicamente plantea que una isla para ser considerada como tal debe ser una extensión natural de tierra, rodeada de agua, que se encuentra sobre el nivel de ésta en pleamar, que la solución que podrían adoptar los Estados es la creación de barreras artificiales que rodean a las islas, ya sea una sola o aquellas que formen un Estado archipelágico, para evitar la erosión de sus costas y la posibilidad de que se conviertan en una elevación de bajamar y así perder sus espacios marítimos que les otorga la parte IV y VIII de la CONVEMAR.
Enseguida añade que claramente surgirían controversias con otros Estados porque, como hemos visto a lo largo de la historia del derecho internacional, el Estado va a preocuparse por sus propios intereses sin dejar de lado los compromisos asumidos, pero los Estados que utilizan estas técnicas para la preservación de sus islas no están imposibilitados de ello por ninguna normativa.
En conclusión, puntualiza que con esta solución se cumple con los requisitos que señala la CONVEMAR, si bien, es una posible solución, los Estados que utilicen esto deberían cumplir con ciertos lineamientos para evitar la destrucción de ecosistemas o especies, respetando en todo momento los compromisos asumidos en otros instrumentos internacionales.
Vea texto íntegro de la publicación.
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