Sr. Director:

En columna de mi autoría publicada el 5 de los corrientes con el título “Acerca de la política y los negocios”, expresábamos que ante la ineficacia del aparato normativo para contener los desbordes éticos de la clase política y del mundo empresarial, la opinión pública podía constituirse en el único instrumento de control.  

Ahora bien, después advertí cómo al amparo del anonimato que brinda la tecnología se desnaturaliza el derecho a la libertad de opinión para transformarla en un cobarde e irresponsable instrumento de agresión a la dignidad de las personas.    

Naturalmente, cuando en la columna precitada estimulábamos la presencia de la opinión pública como fuente de control ante los desvíos políticos, no compulsamos la posibilidad de los excesos libertarios.

Tenemos entendido que en algunos países ya se han ideado sistemas para prever el abuso de los avances tecnológicos.

La libertad de opinión e información es inherente a la vigencia de un Estado de Derecho, pero ella siempre debe ser respaldada por quien la ejerce (Santiago, 14 abril 2015)

Mario Verdugo Marinkovic