Columnistas
diarioconstitucional
Inteligencia Artificial en la Justicia (Del juez-robot al asistente-robot del juez)
Los “tecnoptimistas” han planteado derechamente el fin de la Justicia tal como hasta el día de hoy la conocemos, pues han anunciado el reemplazo del juez-humano por el juez-robot. Al efecto destacan ciertas ventajas que tendría este último: juzgaría con mayor rapidez y maximizaría la igualdad ante la ley. Respecto de lo primero, recuerdan que el tiempo es oro y que en tribunales, justicia; y respecto de lo segundo, los distintos estudios que afirman que las decisiones de los jueces-humanos varían según éstos tienen hambre o no; en tanto que, destacan, el algoritmo no tiene hambre.
El sábado para el hombre: el recurso de protección y la Convención.
“El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado” (Mc 2, 23-28). El pasaje bíblico es ilustrativo, porque indica una posible forma de abordar el dilema, a saber: que dado un cierto estado de cosas las normas admiten una excepción a su cumplimiento, porque de su irrestricto cumplimiento se seguirían una vulneración de bienes jurídicos de mayor valor. En efecto, una norma se articula sobre el presupuesto de ciertas condiciones normales o esperadas que le entregan sentido y validez.
¿De qué hablamos cuando nos referimos a una “buena Administración” ?: Una reflexión en el contexto del debate constitucional.
En la perspectiva de actuación jurídica formal de la organización, la buena Administración se materializa en la observancia de los principios de escrituración, gratuidad, celeridad, conclusividad, economía procedimental, contradictoriedad, imparcialidad, abstención, no formalización, inexcusabilidad, impugnabilidad, racionalidad, objetividad, proporcionalidad y oportunidad.
Los problemas que aquejan a la segunda instancia: Cortes de Apelaciones y nueva constitución, un aporte crítico.
Se propugna, a lo menos, en las Cortes de territorios jurisdiccionales más amplios (que cuenten con dos o más salas) la especialización; lo que ciertamente se encuentra presente, tal como se apuntó, en los jueces de instancia y en nuestro propio Tribunal más alto de la República; no apareciendo argumentos sostenibles para que las Cortes de Apelaciones no transiten en ese mismo derrotero, lo que ciertamente redundará en sentencias de más alta calidad, dictadas en tiempos menos extensos.