El mundo ha evolucionado y sigue haciéndolo. Las relaciones internacionales atravesaron etapas como: Guerra fría, coexistencia pacífica, distensión, cooperación, predominio unipolar y multipolarismo emergente, según los analistas. ¿Y ahora? Difícil definirlo todavía, aunque hay indicios ciertos. Ejemplos: Corea del Norte, sancionada por las Naciones Unidas, sigue bajo el régimen absoluto de un personaje perturbador, de una dinastía despótica, con el país en estado miserable, mientras amenaza incontroladamente, y ordena cortes de pelo a sus súbditos.
Siria, con miles de muertos en tres años de guerra civil, no logra derrocar a otro heredero tiránico, ni parece que lo logrará, pues hay dudas si los rebeldes, algunos fanáticos islamistas, resultan peores que el régimen actual.
A Irán, le bastaron algunos gestos de apertura, para producir mayor confianza y evitar mas sanciones, sin variar sus objetivos nucleares, si bien hay esperanzas de que ahora cumpla un programa controlado.
Nigeria en casi guerra interna, no logra atajar a un grupo musulmán, peor que el temido Al Qaeda, que rapta niñas, las somete, viola y utiliza como objetos de intercambio. Uno de los crímenes más abyectos hasta ahora cometidos.
Y el caso de Ucrania, cercenada de Crimea por Rusia, sufre de separatismos, divisiones o agresiones, por alejársele y acercarse a la Unión Europea, y está virtualmente dividida. No es el único Estado, en la lista de vecinos rusos, que podrían volver a ser atractivos para el nuevo Putin.
Y China, poderosa económicamente, reclama aguas e islas de Vietnam y Japón, creando nuevas tensiones, mientras vuelve a coincidir con Rusia.
Pero lo más serio: todos se rearman.
¿Por qué estos cambios? Muchas razones. Algunos casos subsisten porque los respalda una Gran Potencia, directa o indirectamente. China a Nor-Corea. Rusia a Siria e Irán. Aunque ahora actúan por sí mismas, desafían y ejercen el nuevo poder adquirido frente la comunidad internacional, sin riesgo todavía para la seguridad internacional. Con un Occidente que sólo reclama, adopta restricciones económicas o condena moralmente en resoluciones mayoritarias, sólo meras recomendaciones, en la Asamblea General de la ONU, pero no en el Consejo de Seguridad, por el veto ruso.
Estados Unidos demuestra más debilidad que fortaleza, incapacitado de imponerse, y titubea sobre las acciones a seguir. Amenazó infructuosamente a Siria, y debió aceptar el tiempo extra que le regaló Rusia, y que ha servido para consolidar al régimen de El Assad. Respecto de China, sólo hace llamamientos demostrando preocupación, pero está atado de manos ante un rival peso pesado y dispuesto a actuar.
No es el fantasma apocalíptico de la guerra fría, aunque se ha creado una novedosa y real convivencia fría. El mundo, ha cambiado en poco tiempo, y los grandes se confrontan, lo que debía suceder tarde o temprano, no siendo posible anticipar los resultados (Santiago, 28 mayo 2014)