En página editorial de julio de 2009 lamentábamos la inestabilidad de la doctrina jurisprudencial en materias de singular importancia.
En tal sentido nos parecía extremadamente grave la situación que en la Sala Penal de la Excma. Corte Suprema  se originaba con el tema de la prescripción de la acción penal y  civil tratándose de delitos  lesa humanidad.
Sin entrar a pronunciarnos acerca de cuál era la doctrina correcta  nos parecía impresentable que un tema tan delicado quedará entregado prácticamente al criterio del o de los abogados integrantes que circunstancialmente participaban en la decisión.
Puntualizábamos que era respetable la libertad de juicio del intérprete, pero no era prudente que en la administración de la  justicia prevaleciera el factor azar.
Reconocemos, con humildad, que después de leer el fallo dividido del Pleno del Tribunal Supremo, hemos cambiado de opinión:  el factor azar no era tan negativo.