Una de las promesas electorales del entonces candidato Sebastián Piñera, fue de reconocer el mérito profesional y el trabajo de los migrantes, pero, a través de políticas públicas que permitan ordenar su ingreso de manera equilibrada y razonada. La crisis venezolana, cada vez más agobiante para los sectores de clase media profesional en Venezuela, se ha acrecentado en los últimos ocho meses cuando en ocasión con la estructuración de una Asamblea Nacional Constituyente ilegal e inconstitucional, sus decisiones y las acciones de un Gobierno alejado de la realidad social y nacional, han obligado a decenas de decenas de familias profesionales a abandonar el país en una estampida solo comparable con la diáspora hebrea en los prolegómenos de la II Guerra Mundial víctimas de la persecución nacionalsocialista del Régimen de Adolfo Hitler.
En efecto, abogados, médicos, ingenieros, geógrafos, contadores públicos, historiadores, arquitectos, en fin, una representación importante de todas las profesiones y universidades venezolanas, se han visto en la obligación de abandonar sus hogares, no por la ausencia de trabajos, cada día peor remunerados en Venezuela, sino por la inexistencia de nutrientes vitales para la subsistencia humana: carne, lácteos, legumbres, frutas, todos ricos en vitaminas y minerales necesarios para el organismo. Esta crisis agravada por la ausencia de medicinas e insumos quirúrgicos consecuencia de la negativa del régimen de Nicolás Maduro de abrir un canal humanitario, se ha convertido en una emergencia de Derechos Humanos a niveles escandalosos en occidente y nunca vistos en el continente Americano por sus niveles de maldad gubernamental contra un grupo social importante y contumacia política en venganza de los opositores que cada día más exigen la apertura de un canal humanitario. No faltan venezolanos que por su indumentaria supondríamos que hace poco eran oficinistas o trabajadores del sector formal de la economía, buscando en los basureros de los más caros restaurantes de la ciudad, comida para alimentar a sus familias o en las entradas de los hospitales vacíos, muriéndose de mengua, supera las imágenes y visiones de Goya en la Guerra por la impronta de la miseria humana frente al desparpajo de una clase política opulenta enriquecida por el narcotráfico y la corrupción.
Quienes corrieron mejor suerte han sido los profesionales universitarios de todas las ramas, que entre una lágrima demasiado pesada para voltear, y unos pasos tan ansiosos para detenerse han dejado casas, esposas y esposos, sueños y esperanzas en una estampida insólita de atravesar casi un continente en autobús para buscarles una mejor vida a sus familias. Entre las naciones- destinos en América Latina mayormente escogidas se encuentran, Colombia, Perú, Ecuador y Chile.
La solución humanitaria en Chile: orden social e inserción ordenada
El 9 de abril “La segunda” en su página de crónicas 11, destaca una información que refiere a una nueva política pública migratoria del Gobierno del Presidente Piñera de conformidad con la Nueva ley de Migración. Esto gira en torno a la regularización extraordinaria de extranjeros que ingresaron al país antes del 8 de abril de este año y que permanezcan sin papeles formales y la eliminación de solicitar el visado temporario en Chile por motivos laborales a partir del 23 de abril. La noticia advierte de la creación de una visa de responsabilidad democrática, la cual deberá ser solicitada por los venezolanos en el consulado en Caracas, Torre la Noria, PH, frecuentemente congestionada pues se trata de un edificio de poco acceso en donde además funcionan las oficinas de un Banco: Ban Plus, y la sede de la Universidad Latinoamericana y del Caribe la cual mantiene un conflicto con el Condominio del Edificio por los puestos de estacionamiento siendo que no hay espacio para visitantes, ni de la Embajada, el Consulado o los usuarios de la Universidad. A pesar de estos inconvenientes la promulgación de la Visa de Responsabilidad Democrática soluciona un problema de seguridad jurídica tanto para el migrante como para el Estado Chileno. La inseguridad de llegar para trabajar de manera informal con la incertidumbre de cuándo obtener la tan anhelada visa, será suplantada por la seguridad que brinda un Estado honesto y responsable de permitir el ingreso a quienes considere conveniente para el propio resguardo de su ciudadanía. Esto no sería problema para los ciudadanos venezolanos que en su mayoría son profesionales bien formados y competentes. Existe un refrán terrible por la crudeza de su verdad: las universidades venezolanas forman a los mejores mesoneros del mundo. Gracias al narco-Estado de Nicolás Maduro, es una realidad que invitará a los historiadores del siglo XXI a dibujar su imagen como el peor monstruo que ha generado la entrópica destrucción de la política venezolana.
Sin embargo, asalta una preocupación respecto a la noticia. Esta visa de residencia temporal, será prorrogada una sola vez. Quienes decidan optar por la definitiva deberán solicitarla fuera del país. Ahora bien, existen venezolanos que no son asilados políticos pero que por ser perseguidos por grupos delincuenciales por tener una fortuna que agrada a los pillos de las muchas bandas armadas promovidas por el Gobierno, han tenido que vender todo, casi regalarlo para salir y les es imposible regresarse para aplicar a una definitiva. Esta condición excepcional como muchas otras que solo conocemos los venezolanos deben ser también objeto de una legislación migratoria en Chile, pues Venezuela además de ser un Estado Fallido, es una banda armada que secuestró al ejército, la marina y la aviación, para el servicio de la tiranía y a espaldas de una nación honesta. Un enemigo muy pesado para que un pueblo indefenso la combata. Las normas claras y seguras para el Estado Chileno y los migrantes venezolanos, deben invitar a reflexionar sobre casos particulares, tan crudos como la realidad de un tirano cada vez más obeso por la opulencia mal lograda que contrasta con niños, ancianos, madres, y familias enteras que mueren de hambre. La nueva ley de Migraciones abre un abanico de posibilidades para que los migrantes venezolanos que escapan del rigor de una de las tiranías más salvajes, desordenadas y fallidas en la historia de América Latina desde la Colonia, superando a Chapita Trujillo con creces, encuentren en suelo Chileno la protección y el sosiego hasta que se restituya el orden y la libertad en Venezuela, sin embargo como toda ley en la aplicación de la política pública que la complemente, deben crearse espacios de aplicabilidad sobre casos no regulados pero que, son necesarios para la salvaguarda de la vida y estabilidad de quienes escapan literalmente del infierno y la muerte. (Santiago, 2 agosto 2018)
Luis Marcano
Académico e investigador Facultad de Derecho y Gobierno
U. San Sebastián