Artículos de Opinión

El revanchismo vengativo de Evo.

No se requiere hacer un análisis pormenorizado y profundo,  para deducir que lo ocurrido obedece a razones bastante claras, de revanchismo y venganza, instigadas por Evo y sus partidarios, ante la pasividad del Gobierno de Luis Arce, que se escuda en la acción de la justicia.

No lo podía dejar pasar, y ha esperado el momento oportuno para actuar. Aunque Evo Morales renunciara públicamente a la Presidencia, junto a su Vicepresidente García Linera, y los Presidentes del Senado y la Cámara, en noviembre de 2019, luego de casi 14 ininterrumpidos años, ahora pone en marcha su reacción política contra la Ex Presidenta interina, Jeanine Áñez, que ejerció hasta el 2020. Los tiempos han cambiado, y gobierna el MAS (Movimiento Al Socialismo) que Morales dirige, y llevó al poder a su candidato Luis Arce. Eso sí, su figuración está lejos de representar el regreso victorioso que pretendió al volver del exilio. Su historial lo hace un personaje muy controvertido, incluso entre partidarios. Aunque confió en la mala memoria de los bolivianos, no ha sido así, y todavía se recuerda la cadena de hechos que lo dejaron fuera de la presidencia que ejerció, cada vez más autoritariamente, desde el 2006.
Hizo caso omiso al plebiscito que perdió y que le impedía volver a postular inmediatamente por tercera vez, en febrero de 2016, para seguir gobernando sin término. En la elección de octubre de 2019, no obtiene la diferencia del 10% de los votos con su contendor, el Ex Presidente Carlos Mesa, por lo que suspende por casi 24 horas los cómputos que lo obligaban a una segunda vuelta, y sorprendentemente, alcanza dicha diferencia en los conteos finales. La empresa electrónica encargada, afirmó claramente de que hubo manipulación. Los inspectores de la OEA, denunciaron un evidente fraude electoral, y así lo relataron oficialmente al Organismo, que no reconoció los comicios realizados. Paralelamente, en los Departamentos de Sucre, Cochabamba, Santa-Cruz, Potosí y Beni, estallaron rebeliones y la policía debió acuartelarse. En La Paz, hubo enfrentamientos y los Altos Mandos Militares, “sugirieron que renunciara”, y amenazaron con actuar. En medio de la confusión y ya sin alternativas válidas, Evo renuncia, e inicia su largo periplo para no ser alcanzado por la justicia, por México primero, y luego es acogido por la actual dupla peronista-kirchnerista de Argentina, hasta regresar once meses después, cuando Luis Arce obtiene el triunfo.
Una ex legisladora del MAS ha iniciado la denuncia contra Jeanine Áñez, a la que Evo adhiere públicamente, acusándola de un “golpe de estado”, de “terrorismo”, “sedición criminal”, y ser responsable de los 800 heridos y 1.500 detenidos, durante los disturbios que concluyeron con su renuncia, sin considerar que Áñez asume interinamente, como resultado de la sucesión constitucional, a raíz de que, finalmente le correspondió, por ser la segunda Vice-Presidenta del Senado. Ha sido apresada de manera preventiva, sin que se pruebe todavía su culpabilidad, sin el debido proceso ni una defensa efectiva.  El juicio recién se inicia. Alega una persecución política y un arresto irregular, pidiendo apoyo a otros países y organismos internacionales.
No se requiere hacer un análisis pormenorizado y profundo,  para deducir que lo ocurrido obedece a razones bastante claras, de revanchismo y venganza, instigadas por Evo y sus partidarios, ante la pasividad del Gobierno de Luis Arce, que se escuda en la acción de la justicia. Hay que recordar  que en su mayoría no es totalmente independiente, y ejerce sus cargos de manera interina, si bien había prometido terminar con esta situación. Se ha materializado en Jeanine Áñez, que no representa ningún poder político importante, al no lograr una votación significativa en las elecciones presidenciales recientes, ni en su candidatura como gobernadora del Departamento del Beni. Igualmente, se han apresado o se encuentran juzgados, varios ex colaboradores de su gobierno interino. Se les acusa y priva de libertad por lo que significaron al suceder a Morales, perteneciendo a otro signo político contrario, que a la postre, lo alejaron de la presidencia, tal vez, definitivamente, lo que le resulta imperdonable.
Se ha dado un gusto político, reaccionando a las acusaciones y juicios similares, que durante el período de gobierno interino, se le siguió en tribunales, y pretende advertir que no resultó fácil y menos aceptable, sacarlo del poder. La intensión queda de manifiesto, y se ejerce por medio de una pretendida reparación a los afectados, sin consideración alguna a si ellos fueron víctimas inocentes de una represión deliberada de la autoridad interina, para restablecer el orden legal,  que deben ser compensadas; o bien, fueron arrastrados a la confrontación, para validar los intentos fraudulentos de Morales de permanecer en el poder, a toda costa, mediante elecciones probadamente irregulares , o gracias a un levantamiento por la fuerza de sus adherentes.
Sin lugar a dudas ha obtenido lo pretendido, por ahora. Sin embargo, es posible de que haya apuntado a una mujer, machistamente considerada más débil, aunque no sea responsable, y que su triunfo sea momentáneo y escaso. Las reacciones internacionales condenatorias no se han hecho esperar, inclusive de parte de organismos internacionales y de aquellos competentes en materia de derechos humanos, que exigen un juicio justo, independiente e imparcial. Si hasta Human Right Watch ha señalado que no le merece dudas de que se trata de un juicio político, sin un poder judicial verdaderamente prescindente. Institución considerada más aliada de los gobiernos de signo progresista, o que obedezcan al llamado Grupo Puebla, que tanto apoya a Evo Morales, y que hasta ahora, ha mantenido silencio. No sería extraño de que sus integrantes vuelvan a denunciar que hubo un golpe y lo respalden. Por cierto, la política interna boliviana también ha protestado por el arresto de la Ex Mandataria, liderada por ex presidentes y otros actores destacados, por lo que encuentran un motivo adicional para acusar al actual gobierno.
Es posible que todo lo anterior, sea un exceso innecesario en la situación institucional de Bolivia, que no la favorece y que la fragiliza, por el riesgo de consecuencias no previstas. O demuestra más debilidad  que fortaleza de la actual administración, que deja en manos de la justicia, con todas las acusaciones de que no actúa de manera propia e independiente, sometida al ejecutivo. También es probable que se le haya brindado a Morales una compensación a su imagen deteriorada, y a la poca relevancia que hoy tiene dentro del país, o ha sido la respuesta a los juicios que en el gobierno anterior se siguieron en su contra por acusaciones parecidas. Todo es posible, y la maniobra parece desmesurada. Justamente por eso, no les reporta ningún beneficio tangible, ni interno ni externo, sino todo lo contrario.
Los propósitos de revancha política vengativa de Evo, con toda su carga personal de resentimiento y frustración, no debieran condicionar la endeble institucionalidad boliviana, sino que, únicamente a quien la promueve. (Santiago, 15 marzo 2021)

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