Los Estados con la finalidad de proteger la vida y salud de la población, han adoptado diversas medidas, una de las principales, han sido las cuarentenas. Se trata de una de las medidas más invasiva en materia de afectación de los Derechos Humanos en virtud de la cual, la población debe permanecer confinada en su domicilios de manera obligatoria en aquellas zonas de alto contagio de coronavirus y de forma voluntaria, cuando la tasa de contagio es baja.
La OMS y la ciencia médica nos dice que mientras las personas no circulen, el virus tampoco circulará, la solución al COVID-19 es la persona y el problema también lo es. Acá comienza el problema para los gobernantes, con independencia del Estado de que se trate: ¿Qué priorizar, la vida y salud de la población o la actividad económica?
Así las cosas, ahora sobrevivir se convierte en algo absoluto, como si estuviéramos en un estado de guerra permanente. Los propios ciudadanos, sin mayores cuestionamientos, le pedimos al Estado la mayor intervención posible en la esfera de nuestros derechos fundamentales, a objeto de que nos proteja la vida y la salud. El Estado por su parte se debate entre el dilema de protegerlos y la mantención del sistema económico.
La mayoría de los Estados han optado por proteger la vida y la salud de la población aplicando cuarentenas más o menos estrictas, otros sistemas en cambio, más liberales optaron por la mantención de la economía, y la inmunidad de manada, como es el caso de Estados Unidos, México y Brasil, entre otros, con las nefastas consecuencias aún en desarrollo.
Así las cosas, las cuarentenas impiden la movilidad de la población con miras a reducir las tasas de contagios en determinadas zonas o comunas del país donde estas han sido decretadas. Si bien en las últimas semanas se ha podido observar “una incipiente mejoría” en cuanto a los contagios a nivel país, en su mayoría, ello corresponde a la región metropolitana. Pero Santiago no es Chile, a nivel de regiones la situación es muy distinta, en especial en aquellas que corresponden a las zonas mineras del país, en particular, en nuestra región de atacama, la región de Antofagasta y la región de O’Higgins.
Acá podemos ver claramente la colisión del Derecho a la vida, la integrad psíquica y física y la protección de la salud de las personas, versus la actividad económica.
Según Índice Mensual de Actividad Económica (IMACEC) nuestra economía en el mes de mayo tuvo una baja de 15.3 %, en abril fue de 14,1%, y en marzo 3,5%. Todo ello en relación al mismo mes del año anterior. Sin embargo, hay dos rubros que no han bajado, se mantienen, incluso han subido, estos son los supermercados y la actividad minera. Esta última, conforme al IMACEC Minero del mes de marzo creció 0.8 %; en abril disminuyó 0.1 % y en mayo creció 1.2 %[1].
Veamos algunas cifras que demuestran como los números de casos positivos han aumentado significativamente entre otros factores, por la movilidad en las zonas mineras[2].
Casos confirmados
Marzo
R. Antofagasta 35
R. Atacama 2
R. O`Higgins 21
Abril
R. Antofagasta 481
R. Atacama 35
R. O`Higgins 97
Mayo
R. Antofagasta 2.429
R. Atacama 215
R. O`Higgins 756
Junio
R. Antofagasta 8.829
R. Atacama 1.043
R. O`Higgins 6.081
Julio
R. Antofagasta 11.077
R. Atacama 1.429
R. O`Higgins 7.761
Mientras la economía en general va a la baja, el rubro minero va al alza, lamentablemente, al igual que los contagios y fallecidos en las zonas mineras del país.
Hay colisión de dos derechos fundamentales, vida e integridad física y psíquica y la protección de la salud versus la actividad económica. Se discute, pero las cifras dan cuenta que por lo menos en las zonas del país donde hay actividad minera, prima claramente uno.
Uno podría concluir que toda la movilidad que genera la actividad minera ha contribuido significativamente en el aumento de los casos de contagios y fallecidos en las regiones de las zonas mineras del país. (Santiago, 10 Julio 2020)
[1] https://www.bcentral.cl/areas/estadisticas/imacec
[2] https://www.minsal.cl/nuevo-coronavirus-2019-ncov/casos-confirmados-en-chile-covid-19/