Artículos de Opinión

Regularum Ulpianus (D.I.I.10).

Nos dice Ulpiano: “Justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”. Se trata, por tanto, de una virtud que no radica en el intelecto, sino en la voluntad de cada cual; se trata del ánimo de darle al otro lo que le corresponde y esta disposición no es algo que se presente en una oportunidad determinada (algo así como un chispazo) sino que se manifiesta en forma “constante y perpetua”, de modo que propiamente es justo aquel que permanentemente y en toda ocasión da a su prójimo “lo que es su derecho”.

Conocida y repetida en todos los tiempos urbi et orbe es la frase que dicta que la justicia consiste en “dar a cada uno lo suyo”. Esta sentencia, corresponde al jurista Ulpiano en su obra “Reglas, libro Iy fue recogida en los Digesta Iustiniani, obra jurídica encargada por el emperador para recoger y fijar el pensamiento de los juristas romanos.
Pero vale la pena recoger el texto completo del jurista para una cabal comprensión y reflexión acerca de su pensamiento. Nos dice Ulpiano: “Justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”. Se trata, por tanto, de una virtud que no radica en el intelecto, sino en la voluntad de cada cual; se trata del ánimo de darle al otro lo que le corresponde y esta disposición no es algo que se presente en una oportunidad determinada (algo así como un chispazo) sino que se manifiesta en forma “constante y perpetua”, de modo que propiamente es justo aquel que permanentemente y en toda ocasión da a su prójimo “lo que es su derecho”.
Pero, ¿cómo se puede saber lo que en justicia corresponde a alguien, lo que se le debe dar? Pues bien, para responder es necesario acudir a otra virtud, esta de carácter intelectivo, cual es la prudencia, que es precisamente aquella virtud que nos señala lo que debemos o no debemos hacer en cada oportunidad. De la unión de ambas virtudes nace la jurisprudencia. Así entonces, aquel que practica la justicia en forma permanente recibe el calificativo de ser un “hombre justo” y quien ejerce la jurisprudencia como una ciencia el de “jurisprudente”. Domicio Ulpiano (170-224 d.C. app.) fue uno de ellos en la antigua Roma y junto a él una brillante pléyade de hombres que profesaron “la ciencia de lo justo y de lo injusto”, quienes a lo largo de los siglos forjaron el más culto y justo de los derechos que ha concebido la humanidad: el Derecho Romano.
Es menester ahora conocer el resto del texto Ulpianeo, en D.I.I.10, para captar en toda su grandeza el mensaje del jurista: “& 1.- Los principios del derecho son estos: vivir honestamente, no hacer daño a otro, dar a cada uno lo suyo. & 2.- Jurisprudencia es el conocimiento de las cosas divinas y humanas, y la ciencia de lo justo y de lo injusto”.
Que podemos nosotros, simples mortales, extraer como enseñanza de las palabras del jurista. Pienso, que si bien profesar la “ciencia de lo justo y de lo injusto”, desentrañándola, explicándola, transmitiéndola o respondiendo con un criterio de justicia a quienes sobre un caso concreto consultan, o bien aplicándola en sus sentencias, es cosa de juristas o de jueces; practicar la “virtud de la justicia”, en cambio, sí está al alcance de cada uno de nosotros, lo que lograremos si vivimos honestamente, no hacemos daño a otros y por sobre todo si, fundados en la prudencia, mantenemos en forma constante y permanentemente la voluntad de dar a cada uno de nuestros semejantes lo que es su derecho. Así seremos cada día hombres y mujeres más justos y con ello estaremos contribuyendo a mejorar nuestra sociedad y nuestra propia convivencia. (Santiago, 26 enero 2022)
 
 

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