Artículos de Opinión

Don Luis Guastavino Córdova.

Comunistas, socialistas y radicales, que formaban el Frente de Acción Popular (FRAP),  nos ayudaron a difundir el saneamiento de las viviendas a bajo costo, la eliminación de los parásitos,  la preparación  de alimentos baratos y nutritivos y el mejoramiento del barrio;  todo con la ayuda de los estudiantes de todas las escuelas y de los organismos de la universidad.

Curiosamente conocí a Luis a raíz de un Congreso Mundial de Estudiantes organizado alrededor de 1953 por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en Polonia, después de un Festival Artístico celebrado en Rumania.
Pareciera ser que, según el Partido Comunista local, yo llegaba a dar señales de ser un buen militante, y el partido estaba reclutando a nivel mundial simpatizantes para sus filas.  Lo extraño fue que, después de conocer en vivo y en directo el distinto tratamiento que el partido daba a sus adeptos en desmedro de quienes no compartían sus ideas,  regresé  con la peor visión que se puede tener del tratamiento discriminatorio con que se atrae a los primeros y se margina a los demás.
Por lo cual, a mi regreso, me dediqué a difundir mi testimonio en las diversas Escuelas e Institutos de la Universidad. Para ello me inscribí como candidato a Presidente de la Federación de Estudiantes cuya Directiva estaba por removerse.  Y fue enorme mi sorpresa cuando resulté electo como Presidente de la Federación que gozaba de mucha influencia en la vida de la Universidad.
Conocido el resultado, se me acercó Luis para anunciarme que aquí se terminaba nuestra relación amistosa y  que dada mi intención, sería el mayor adversario de mi tarea. ¡Te equivocas!  le repliqué.  Tú serás el mejor colaborador en la tarea que anunciaste al señalar el papel de la Federación para hacer realidad  el sueño de “La Universidad a la calle”,  a conquistar al pueblo, a organizar la casa, a hacer más productivos los esfuerzos de sus habitantes,  a  fomentar el ahorro y  el mejor empleo de los ingresos del hogar.
Y así fue. Comunistas, socialistas y radicales, que formaban el Frente de Acción Popular (FRAP),  nos ayudaron a difundir el saneamiento de las viviendas a bajo costo, la eliminación de los parásitos,  la preparación  de alimentos baratos y nutritivos y el mejoramiento del barrio;  todo con la ayuda de los estudiantes de todas las escuelas y de los organismos de la universidad.
Ese año,  por primera vez, la universidad estuvo presente en las ramadas que se levantan en Playa Ancha durante las Fiestas Patrias. La  Municipalidad nos cedió el terreno sin costo. Vino de Santiago la célebre folclorista Margot  Loyola y nuestra Ramada,  bautizada “El Chuncho”, se repletaba de gente que veía bailar la “Resbalosa”, el “Cuándo”, el “Pequén”  y otros bailes que habían desaparecido del escenario. Luis  Guastavino nos ayudó con entusiasmo en estos menesteres.  Y  así  se  hizo realidad el sueño de “la Universidad  a la calle”.
Al iniciarse la Dictadura del General Pinochet, la Policía y el Servicio de Inteligencia se esmeraron por encontrar a Luis Guastavino, quien a veces desaparecía cuando ellos venían llegando.
Lucho escribió un hermoso libro agradeciendo a todos quienes le albergaron o le escondieron en esos años fatales.
Cuando volvió la Democracia, Guastavino no fue sólo un brillante parlamentario en la Cámara de Diputados, fue también uno de los intendentes más innovadores que ha tenido nuestra Región.  Lucho modificó el sistema organizativo y el estilo del Gobierno Regional. Empezó a visitar las comunas más desmejoradas que nunca habían visto un Intendente y a proveer soluciones oportunas a sus problemas. Pero su iniciativa más original fue crear una institución de nivel Iberoamericano:  la Federación de Gobiernos Regionales. Creo recordar que esto fue a partir del año 2004, lo que entusiasmó a los gobiernos de los países vecinos que celebraron Congresos Interregionales, preocupándose especialmente de la descentralización administrativa y de una mejor distribución de los aportes del Gobierno Central a las Provincias y Regiones más necesitadas.
Creo que, si Luis Guastavino hubiese tenido ambiciones políticas, habría encontrado el respaldo necesario para ser Presidente de la República  y no me cabe duda de que habría sido uno de nuestros mejores presidentes, no sólo por su visión global, su capacidad organizativa y por el entusiasmo que despertaba su espíritu humanista y profundamente abierto al progreso en todas sus dimensiones.
Justo es recordar, finalmente,  que siempre Lucho  fue acompañado y secundado por su entusiasta esposa Norita García, quien lo acompañó al homenaje que le rindió la Universidad Católica de Valparaíso por su trayectoria educativa  cuando ya su mente despierta comenzaba a desgastarse.
Esta es, a grandes rasgos,  la historia de un chileno que honró a Chile no sólo con su inteligencia, su espíritu organizativo y las valiosas iniciativas con que contribuyó al desarrollo del país sino también dando un ejemplo como educador  que era de la necesidad de hacer de todo Chile un lugar donde reinara la dignidad de la persona para todos y la perspectiva de una vida mejor. (Santiago, 30 diciembre 2021)
 
 

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