Cartas al Director

Resultados electorales y futuros.

Omar Villanueva Olmedo

17 de octubre de 2016


Una función fundamental en la vida pública y privada de una nación es la de anticipar los posibles futuros en los cuales se verán los beneficios y los perjuicios de decisiones tomadas en un determinado presente, sean decisiones públicas o privadas.
Esta función de estudiar sistemáticamente con métodos ad hoc ha sido olvidada hasta ahora por las autoridades y directivos que deben razonablemente preocuparse de los futuros, que es donde suponen ocurrirán los éxitos de sus propios gobiernos y compañías.
La ausencia de tales anticipaciones lleva a dudar sobre los resultados reales  que puedan tener decisiones sobre, por ejemplo: inscripción automática y voto voluntario, sistema de pensiones,  trato a los niños que estén en condiciones irregulares, o por último,  éxito que pueda tener un conjunto de reformas, las innovaciones y nuevos emprendimientos que se apliquen al país.
En forma muy sucinta se puede decir que cuando no se establecen los posibles estados futuros en los que se desenvolverá una sociedad, o algunas de sus partes, e industrias tradicionales y emergentes para diferentes períodos,  no se puede entender de qué maneras los efectos de determinadas decisiones importantes serán acogidas o rechazadas, parcial o totalmente, por las personas, prospectos, clientes o usuarios,  que en esos momentos futuros serán los decisores sobre los beneficios y… los perjuicios que se reconocen y su influencia para apoyar o rechazar los resultados que se están obteniendo.
Lo anterior no significa que no se realicen esfuerzos para anticiparse a  diferentes sucesos o resultados, como se desprende del amplio uso y abuso de mediciones o encuestas que se realizan sobre aspectos sociales, políticos, de productos o servicios públicos y privados. En la actualidad, hay encuestas sobre preferencias políticas que consultan sobre cuestiones que son: (1) presentes y (2) también por cuestiones que son de los futuros. Las primeras se supone que corresponden a temas sobre los cuales  el encuestado responde algo que considera “que es” o ha sido. Pero no es lo  mismo cuando  se le pregunta a cada encuestado sobre: “¿Cómo cree que será su situación económica en doce meses más?” o ¿”Cree que la mayoría de las personas van a ir a votar el 23 de Octubre o las presidenciales?” o “¿Quién cree que será el próximo Alcalde?” O más adelante “¿Quién será el nuevo Presidente de USA?” porque aunque se ofrezcan respuestas alternativas se le está pidiendo a la persona que entregue su mejor respuesta sobre algo que ocurrirá en el futuro del que él o ella es ignorante. Y el encuestado, con toda la libertad que se requiere, dará “una” respuesta. Esa respuesta es “su certeza”, ya que "no se le pide que señale las dudas que tiene sobre ese resultado anticipado". Perfectamente, podría suceder que de aquí al 23 de este mes, por ejemplo,  uno o más candidatos a alcalde o a concejal se “baje” o aunque continúe su nombre en el voto respectivo o se enferme D. Trump o H. Clinton, o surja otro escenario complejo o evento no previsto por las encuestas.
El encuestado, en general, sabe que no le es posible anticipar con certeza, porque intuye que lo que ocurrirá más adelante puede ser algo diferente o muy diferente a lo que piensa, cree o le conviene. Tal vez, en el caso que el encuestado haga una profunda reflexión sobre las razones que podrían llevar a la futura ocurrencia del triunfo de un determinado candidato el día 23 en Chile, o el 8 de noviembre en USA, pero si luego  piensa que  en los días que quedan para la elección podrían ocurrir caminos diferente, llegaría a la conclusión que se enfrenta a un incertidumbre, es decir, no está en condiciones de anticipar, con certeza, quién será elegido o cómo será su situación económica en doce meses más o el éxito que tendrá un nuevo servicio, producto o innovación que se lanza al mercado. Es decir no puede saber lo que no sabe.
Si este es el caso de un encuestado, es lo mismo para la mayoría y, en consecuencia,  los resultados obtenidos con estas preguntas sobre el futuro son simples propuestas sin mucha base cognitiva, lo cual se comprueba con los reiterados “desencuentros” de las previsiones de algunas encuestas con la realidad finalmente observada y la perplejidad de analistas, expertos, autoridades y empresas. Y se suma a esto el hecho que la mayoría de “las encuestas -muchas por encargo- no se auditan en forma independiente” a quienes las realizan.
Cuando se emiten informaciones de anticipación que se basan en respuestas acotadas y en consulta a “personas inexpertas sobre el futuro” solo cabe esperar que no haya sorpresas sino muchos sorprendidos, especialmente después de conocidos los resultados de varias: elección presidencial, el plebiscito de Colombia, el Brexit. Lo mismo ha ocurrido con fracasos de: campañas comerciales, lanzamiento de nuevos productos, anuncios de nuevas industrias, miles de aplicaciones informáticas, llamativas innovaciones tecnológicas, entre muchos otros emprendimientos que después se olvidan en sus silenciados fracasos o fallo de sus pronósticos iniciales.
Esto no significa que nuestro gabinete esté en contra el uso de las encuestas que incluyen preguntas sobre el futuro, sino que son sólo una muestra más de la desinformación que existe en la comunidad sobre "los métodos más confiables o adecuados para hacer anticipaciones" y los cuidados sobre sus limitaciones y riesgos de este tipo de estudios mas complejos sobre todo si se trata del futuro de las naciones y empresas.
En nuestro deseo de promover y divulgar la necesidad de hacer esfuerzos sistemáticos en materia de estudios sobre el futuro en aquellas materias que sean importantes para el desarrollo del país. Consideramos que es una obligación también de los estados encargarse de este tipo de trabajos a través de Agencias de Estudios, ad hoc, sobre el Futuro (ADEF´s), puesto que los estudios de anticipación que realizan las entidades privadas muchas veces son estratégicos y reservados y sus resultados no llegan a la comunidad para su empleo en sus decisiones.

 

Omar  Villanueva  Olmedo 

Director OLIBAR(*)  Ing. Lic. Universidad de Chile    

 

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