Señor Director:
Desde el 2002 hasta ahora se han producido 3 procesos importantes de baja de la TPM: El primero en el 2002, con 30 meses de baja, se incrementó la tasa de variación anual del PIB de 2,2% a 6% y bajó el IPC. El segundo proceso se inició el 2009, con 17 meses de baja, se incrementó la tasa de variación del PIB de menos 1,7% a 5,8%, y el IPC subió. Por lo cual se dieron resultados diversos. Y ahora, en el tercer proceso de bajada, iniciado hace nada menos que 32 meses, el PIB ha tenido una variación anual bajando desde un 5,8% a un poco más del 2%, al primer semestre de este año y con una variación del IPC al alza del 1,5% a más de un 4% en la actualidad. En el último caso, en un tiempo muy largo de baja de la TPM no se ha producido la tan esperada reactivación y, extrañamente, la inflación ha subido.
Esta diferencia en las reacciones de la economía, a los cambios de la TPM, muestran que hay más de algo que no cuadra en los modelos de los expertos y recomendaciones y que los efectos de bajar la TPM no llevan a producir reactivación en un año, sino que en este caso en más de dos años y medio y que además de no producirse ese efecto, se tenga una inflación tan alta como la de fines del 2011. Sin olvidar que la inflación equivale a una nueva e inconsulta reforma tributaria.
Aún es más llamativo el anuncio de que se evalúa la probabilidad de introducir nuevas reducciones adicionales a la TPM “de acuerdo con la evolución de las condiciones macroeconómicas internas y externas y sus relaciones con las perspectivas inflacionarias”. Y ¿a qué condiciones macroeconómicas se refiere? ¿Se debiera entender, entonces, que sólo se espera evoluciones de esas condiciones en una sola dirección? Y ¿Si se está tan seguro de cuál es la dirección de esas condiciones por qué no se toma la decisión ya? Y finalmente, ¿Es posible que el futuro sea tan cierto que sólo se dará una sola dirección? Esto resulta muy difícil de aceptar -para personas de sentido común o consultores de estrategia- que saben que el futuro es incierto.
En conclusión se puede argumentar que nuevamente la decisión ha sido tardía, y muy tardía, puesto que ya se anticipan nuevas posibles bajadas, o sea más meses para esperar que se produzca la anhelada recuperación.
¿No sería recomendable que las anticipaciones sobre el comportamiento de las variables económicas fueran realizadas por un organismo autónomo independiente, con funcionarios elegidos por el sistema de selección, para que no tengan compromisos políticos o relating y que por otra parte las decisiones de la TPM las hiciera un grupo diferente y reducido de profesionales, cuya principal preocupación sea cumplir el mandato de mantener la inflación en los rangos declarados y que no se asuman la responsabilidad del crecimiento de la economía?
El crecimiento económico, por último, es una coresponsabilidad del: aparato estatal que tiene los recursos y un gran contingente de profesionales y técnicos en estas materias y asimismo del conjunto de empresas públicas y privadas, nacionales e internacionales que operan en el país.
No crecer una vez más procastina -dejar para mañana lo que se puede hacer hoy- una de las bases del prometido y anhelado desarrollo de nuestro Chile en vísperas de un nuevo aniversario patrio (Santiago, 27 agosto 2014)