Artículos de Opinión

China-Estados Unidos y El Indo-¿Pacífico?: hacia una confrontación (in)evitable.

Las últimas tensiones económicas, políticas y militares entre China y los Estados Unidos están generando un interés global sobre el escenario que dominará sus relaciones bilaterales resultado de la respectiva Política Exterior de cada uno de ellos. En este contexto, el Indo-Pacífico se vislumbra como el área de mayor interacción y donde el "encuentro-desencuentro" de estos países debería producir nuevas discrepancias.

Las relaciones bilaterales China-Estados Unidos están en un momento tenso, solo comparable a las que se experimentaron entre 1949 y fines de los 60s. Los cierres consulares de la representación china en Houston y la réplica del consulado de los Estados Unidos en Chengdu, solo vienen a confirmar esta escalada. La acción y presencia más activa de China, regional y global, lo que los sinólogos norteamericanos definen como “assertiveness”, comienza a tomar mayor preponderancia. A este respecto, existen dos corrientes, por un lado, aquella que sostiene que la tensión bajará desde 2021, asumiendo un cambio de gobierno en Estados Unidos y, por el otro, al que adscribo, el que ambos actores seguirán en un proceso de tensión creciente. En esencia, desde sus respectivas aspiraciones globalizadoras, están llevando sus relaciones bilaterales a la contradicción “encuentro-desencuentro”.

Hoy China experimenta lo que defino como re-significación estratégica; es decir, en pleno proceso de incrementar su influencia más allá de las variables económicas, políticas y culturales. Efectivamente, como corresponde a su nuevo status de actor con proyección global, está experimentando con la influencia militar; donde su proyección ya no es solo territorial, sino que también de carácter marítimo, en especial, en el área del Indo-Pacífico. Para esto, en línea con sus demandas de soberanía, ha consolidado su presencia en el Mar del Sur de China, con el desarrollo de asentamientos artificiales en la zona de las Islas Spratly y Paracel; permitiéndole proyectarse hacia el Golfo de Tailandia, el Mar de Burma, el Golfo de Bengala, así como un incipiente y más bien desconocido proceso hacia el Pacífico Sur (Melanesia y Polinesia). Como lo sostiene Asia & The Pacific Policy Society de Crawford School of Public Policy (Australian National University), se puede ahora observar su mayor interacción en Vanuatu, Fiji, Papua New Guinea y Tonga. A este respecto, parafraseando a Tom Sun y Alex Payette, China está en camino de desarrollar una articulada Estrategia Marítima basada en los mares cercanos y lejanos; la que produciría una pugna con la ya desarrollada estrategia del U.S. INDO-PACIFIC COMMAND.

Desde esta perspectiva, como respuesta a lo anterior, no puede quedar sin análisis, dada la importancia y proyección del mismo, el documento emanado en Mayo de 2020, desde el Comité del Senado sobre Servicios Armados de los Estados Unidos, titulado: The Pacific Deterrance InitiaveEl documento “promueve la paz” a partir del fortalecimiento de la presencia americana en el Indo-Pacífico.

El análisis se sustenta en cuatro pilares. Primero, determina y establece la importancia que tiene implementar una Iniciativa de Disuasión; donde el objetivo, enfrentando la competencia con China, es  transparentar la prioridad estratégica de la zona. Segundo, ajustar la Estrategia de Defensa de los Estados Unidos en el área, resolviendo las insuficiencias y debilidades; donde la estrategia debe concentrar “los recursos en [aquellas] brechas de las capacidades claves para garantizar que las fuerzas estadounidenses tengan lo necesario para competir, luchar y ganar en el Indo-Pacífico”. Con este objetivo, se deben resolver cuestiones relacionadas con “inversiones en defensa antimisiles, expeditionary airfield e infraestructura portuaria y capacidad de almacenamiento de municiones y combustible.”

Tercero, la rearticulación de la presencia de los Estados Unidos en el Indo-Pacífico. La iniciativa, reforzando The Asia Reassurance Inititive Actde 2018, promueve un renovado sistema de protección militar, bajo el paraguas de las fuerzas militares estadounidenses; que tendría como finalidad “tranquilizar a los aliados y socios en la región, evitando la incertidumbre, así como el reforzamiento y creación de alianzas.” Cuarto, implementar una estrategia de contención (militar) sobre las aspiraciones de China. De este modo, desde la visión de los Estados Unidos, la propuesta apunta a “disuadir la agresión china, al fortalecer la credibilidad de la disuasión estadounidense. La iniciativa concentrará los recursos en los esfuerzos para convencer al Partido Comunista de China de que no hay una victoria rápida, fácil o barata contra el ejército estadounidense.”

En esencia, las visiones se resumen de una manera de proximidad-antagónica y de tensión militar en el Indo-Pacífico. Por un lado, los Estados Unidos, en su documento, advierte que “si bien la Iniciativa de Disuasión del Pacífico es una centrada en la región, reconocemos que el desafío de China es de escala mundial”. Por el otro, China, en el China´s National Defense in the New Era, de 2019, define su posición frente al desafío que representará su interacción con los norteamericanos, al visualizar que los “Estados Unidos ha ajustado sus estrategias de defensa y seguridad nacional y ha adoptado políticas unilaterales. Lo que ha provocado e intensificado la competencia entre los principales países, aumentado significativamente sus gastos de defensa, impulsado por capacidades adicionales en defensa nuclear, del espacio ultraterrestre, cibernética y de misiles, y ha socavado la estabilidad estratégica global”. (Santiago, 31 agosto 2020)

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