Es aquel que al intervenir no echa mano más que a su habilidad intelectual, la amplitud de la información su sagacidad en derivar de apariencias contradictorias, regularidades constantes. En suma, trata de saber cómo sucede lo que sucede e informar acerca de los que sucede, integrando la incoherencia de lo concreto en la lógica de una representación intelectual. La ambición del teórico es exclusivamente traducir, en lenguaje inteligible, la articulación de los fenómenos que solo desordenadamente se revelan a los sentidos. Por cierto, que al proceder así construye, pero no para reemplazar el universo político existente en su construcción. No se preocupa de lo que debería ser, sino de lo que es, con el exclusivo afán de comprender. El único subjetivismo que podría señalarse en esa actitud es que se funda en la convicción de que el espectáculo es inteligible. (Burdeau, Georges; Método de la Ciencia Política; Ed. Depalma, Buenos Aires, 1964. Pág. 48)
Es aquel que al intervenir no echa mano más que a su habilidad intelectual.
El teórico trata de saber cómo sucede lo que sucede e informar acerca de los que sucede, integrando la incoherencia de lo concreto en la lógica de una representación intelectual.