Recientemente, el Doctor Thiago Rodovalho, brasilero, publicó un trabajo sobre la interpretación dentro de la práctica del Derecho Privado, en especial de los contratos, expresión máxima de la autonomía privada y grandes exponentes de los negocios jurídicos, los cuales, al tiempo que se insertan dentro de la autonomía privada, no pueden huir a ciertos preceptos y dictámenes del ordenamiento jurídico y con ellos deben ser interpretados.
En el documento apunta a un breve análisis de la transformación por la que pasó el Derecho Privado, y en especial el Derecho de las Obligaciones, del siglo XIX, de nítido carácter individualista, para los siglos XX y XXI, que procuraron superar el egoísmo humano, buscando una socialidad en el mundo jurídico, teniendo como objetivo el denominado welfare state.
En este contexto, constata un Derecho Privado que migra desde un sistema cerrado a un sistema al menos semiabierto, sino abierto de hecho, impregnado de cláusulas abiertas y conceptos vagos, permitiendo una mayor libertad al intérprete.
En opinión del autor, ganan así especial relevo las figuras de la función social, buena fe y el abuso de derecho. Y bajo ese prisma deben ser analizados el Derecho de las Obligaciones y los Contratos.
Prosigue expresando que, en la actualidad, la libertad de negociación debe ser ejercida en razón y dentro de los límites de su función social, así como las partes deben guardar un comportamiento leal, probo, sin fraude o abusar de la confianza ajena, de tal suerte que los contratos deben ser necesariamente interpretados por esa óptica de la buena fe objetiva.
Finalmente, aduce que, en este contexto, el intérprete, con máxima cautela, puede, en situaciones excepcionales, interferir e integrar el Contrato, al interpretarlo, revisándolo, cuando el caso.
Vea texto íntegro de la publicación.
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