La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reconoce la labor fundamental que realizan las defensoras de derechos humanos en la promoción y defensa de los derechos humanos en la región.
En este sentido, la CIDH pide a los Estados de la región a garantizar y respaldar su derecho a defender derechos, además de adoptar medidas de protección integrales, adecuadas y especializadas que incorporen una perspectiva de género, garantizando que las defensoras puedan realizar libremente su labor.
De acuerdo a la Comisión en los últimos años la defensa de los derechos humanos en América se ha convertido en una labor extremadamente peligrosa. Las defensoras y los defensores son constantemente víctimas de criminalización, detenciones arbitrarias, asesinatos, ataques y amenazas, entre otros actos de violencia.
Datos de 2016 recibidos por la CIDH evidencian la gravedad de la situación en la región: del total de asesinatos de personas defensoras de derechos humanos en todo el mundo, tres cuartos ocurrieron en América. Las mujeres defensoras de derechos humanos se enfrentan a desafíos específicos al desarrollar su labor de defensa de derechos humanos, incluyendo la discriminación en función de las concepciones estereotipadas de género que les han sido atribuidas a su sexo.
La CIDH constata que subsiste en la región un contexto de violencia y discriminación estructural contra las mujeres. En tal contexto y al desafiar estereotipos machistas que reprueban su participación en la vida pública, las mujeres defensoras de derechos humanos enfrentan una situación de particular vulnerabilidad. Ellas están expuestas a actitudes misóginas, amenazas de agresión sexual, difamación basada en el género y cuestionamiento de su “feminidad” o sexualidad. En ese sentido, la estigmatización y deslegitimación tienen un impacto diferenciado en las mujeres defensoras de derechos humanos, en la medida en que muchos de estos hechos lesionan y violentan su condición de género. Adicionalmente, en muchas ocasiones hay intersección con discriminación racial cuando las defensoras son de origen indígena o afro descendiente.
La Comisionada Margarette May Macaulay, Relatora para los Derechos de las Mujeres de la CIDH afirmó que “es necesario que los Estados reivindiquen y garanticen el derecho de todas las mujeres a ser valoradas, libres de patrones estereotipados de comportamientos basados en conceptos de subordinación o de inferioridad, y esto incluye a las mujeres defensoras de derechos humanos”.
La CIDH lanzó, en octubre de 2017, en conjunto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) un plan de cooperación más profundo para abordar uno de los problemas más apremiantes en América: la necesidad de protección para las personas defensoras de los derechos humanos.
Por último, la CIDH solicita a los Estados Miembros que aún no lo hayan hecho, a firmar y ratificar la Convención Americana contra el Racismo, la Discriminación Racial y formas conexas de Intolerancia, así como la Convención Interamericana contra toda forma de Discriminación e Intolerancia, de manera que las mujeres indígenas y afrodescendientes que son defensoras de derechos humanos puedan tener una mayor protección de sus derechos.
Vea texto íntegro del comunicado
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