La controvertida ley que impide el pordioseo recibió el apoyo del Parlamento del cantón de Vaud en septiembre de 2016. La citada legislación veta todo tipo de mendicidad, aunque sea pasiva (como simplemente sentarse en silencio en una calle en espera del apoyo financiero de los transeúntes). Muchos se preguntan si un veto semejante no sería una violación de los derechos humanos.
Los opositores de esta ley intentaron vetarla a través de un referéndum, pero no consiguieron reunir el número de firmas necesarias para someter el tema a consulta. Posteriormente, interpusieron una apelación ante el Tribunal Constitucional de Vaud, pero esta fue desechada (con cuatro votos frente a uno); así que decidieron apelar ahora ante el Tribunal Federal en Lausana, la más alta instancia judicial de Suiza.
De entrar en vigor, la nueva legislación prevé multas de entre 50 y 100 francos suizos para quienes piden dinero en las calles, y de entre 500 y 2000 francos para los responsables de redes de mendicidad o para quien envíe a los niños a mendigar. Si los responsables de estas prácticas no pagan las multas correspondientes, corren el riesgo de ir a prisión.
Sus detractores sostienen que viola los derechos humanos que están consagrados en la Constitución de Vaud, en la Constitución de Suiza y en la Convención Europea de los Derechos Humanos, de la que Suiza es signataria, ordenamientos que exigen respeto a la vida privada, a la dignidad económica, a la libertad económica y a la libertad de expresión
Esta no es la primera vez que el Tribunal Federal tendrá que pronunciarse sobre la mendicidad. En 2008, dicha corte recibió una impugnación (impulsada por un grupo de defensa de la comunidad romaní) que le pedía rechazar una ley que vetaba la mendicidad en Ginebra. Pero el Tribunal desechó la petición argumentando que el veto gozaba de “una sólida base legal” y porque protegía a los mendigos de caer en redes de explotación.
A diferencia de Suiza, en Estados Unidos o Australia, los tribunales han fallado a favor de la mendicidad por considerarla una forma de libertad de expresión que no debe ser violada.
En Suiza, las legislaciones relativas a la mendicidad varían según el cantón y el municipio. En algunos lugares, como Ginebra y Zúrich, esta práctica está prohibida, aunque sean vetos que no siempre se respeten en la práctica. En Ginebra, por ejemplo, la mendicidad quedó abolida hace siete años, pero aún pueden verse cientos de indigentes romaníes pidiendo dinero en las calles.
En Vaud, muchos municipios poseen reglas que prohíben la mendicidad, pero Lausana ha optado por regular esta práctica, en vez de prohibirla, estableciendo que la mendicidad organizada y ejercida por niños está prohibida, y también toda práctica de pordioseo que sea insistente o que altere el orden público. La mendicidad se castiga con multas si se ejerce cerca de tiendas, plazas públicas o sitios en donde se realizan transacciones financieras o se retira dinero en efectivo.
Sin importar qué decisión tome el Tribunal Federal, el caso podría llegar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
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