En ocasión del Día Mundial del Refugiado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reconocen la valentía y los sacrificios de 65,6 millones de personas que para finales de 2016 se habían visto forzadas a huir de sus hogares en búsqueda de protección a nivel mundial.
Esta cifra, de acuerdo al documento, es la más alta de todos los tiempos e incluye 40.3 millones de desplazados internos, 22.5 millones de personas y 2.8 millones de solicitantes de asilo.
Ante esta situación, la CIDH y el ACNUR observan que las medidas que han tomado los Estados de la región resultan insuficientes para responder a la crisis de personas refugiadas.
Por ello, instan a tomar medidas concretas para hacer frente a la situación y garanticen la protección a todas las personas que lo necesitan.
– Abordar y prevenir las causas que originan el desplazamiento interno y la migración forzada transnacional de personas.
– Ratificar la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969, la Convención sobre el Estatuto del Refugiado de 1951 y su Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados de 1967 y asegurar el cumplimiento de las normas y estándares del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional de los Refugiados en las políticas, leyes y prácticas nacionales y regionales.
– Establecer a nivel nacional procedimientos justos y eficaces para la determinación de la condición de refugiado, protección complementaria y apatridia.
– Garantizar el ingreso al territorio a las personas que solicitan protección internacional, el derecho a solicitar y recibir asilo, el principio de no devolución, incluida la prohibición de rechazo en frontera.
– Implementar mecanismos que permitan identificar a personas que requieren protección internacional y a personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad o con necesidades especiales de protección.
– Desarrollar y coordinar adecuadamente a nivel nacional, regional e internacional mecanismos de respuesta a grandes movimientos de refugiados y migrantes.
– Incrementar los programas de reasentamiento de refugiados, junto con habilitar vías seguras, regulares y ordenadas para la migración, tales como programas de visas humanitarias, protección complementaria, reunificación familiar, becas para estudiantes, visas laborales, programas de patrocinios privados, entre otros.
– Fortalecer la asistencia técnica y financiera a los principales países receptores de refugiados.
– Garantizar que la detención migratoria de solicitantes de asilo u otras personas que requieren protección internacional sea siempre una medida de último recurso, admisible únicamente cuando sea razonable, necesaria, proporcional, decidida caso por caso, y utilizada por el menor tiempo posible. Considerar de manera prioritaria el uso de medidas alternativas a la detención. Garantizar que no se recurrirá a la detención migratoria de niñas, niños y sus padres para cautelar los fines de un procedimiento para la determinación de la condición de refugiado o un proceso migratorio. Como regla general, la detención de solicitantes de asilo y refugiados por razones migratorias no está justificada en el derecho internacional y es considerada un obstaculo para el ejercicio del derecho a buscar y recibir asilo.
– Implementar medidas para promover integración social y la resilencia de las personas refugiadas, en particular a través de la garantía de derechos económicos, sociales y culturales. A efectos de promover la integración social de las personas refugiadas los Estados deben desarrollar medidas positivas como campañas educativas y de sensibilización dirigidas a promover sociedades multiculturales y a luchar contra la discriminación y la xenofobia.
Al respecto, el Comisionado Luis Ernesto Vargas Silva, Relator sobre los Derechos de los Migrantes de la CIDH, señaló que “si bien la región tiene larga tradición de asilo, la magnitud de las cifras actuales nos exige que no nos quedemos viendo cómo las personas arriesgan todo por sobrevivir para que al final se les niegue la protección a la que tienen derecho, el Día Mundial del Refugiado es un recordatorio de la deuda humanitaria que tenemos como Estados y es un llamado a la acción”.
Por su parte, Renata Dubini, Directora del Buró de las Américas del ACNUR, expresó que “en la región observamos que en un gran número de casos los solicitantes de asilo y los refugiados son personas que ya se encontraban en situaciones de vulnerabilidad como niños, niñas y adolescentes, mujeres, pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes, personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex; y personas en situación de pobreza”.
Finalmente, el Secretario Ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrão, sostuvo que “el número de nuevos desplazamientos forzosos fue de 20 personas por minuto durante 2016, lo que significa 28.300 personas por día. Es urgente que desarrollemos una respuesta regional integral para la protección de los refugiados. Cada minuto que pasa son vidas que dejamos de salvar”.
Vea texto completo del comunicado
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